Mi nombre es Francisca Purcell y les contaré mi experiencia en Born to Learn, ONG localizada en Moshi, Tanzania.

“Hoy estás viviendo algo que soñabas” y así fue tal cual, mis últimos años de colegio siempre tuve la pasión por enseñar, meterme al mundo de la educación que tanto me apasionaba. Pasaron los años y mi pasión cada vez fue creciendo, teniendo las ganas de ir más allá de mi país, conocer otras culturas y tener una mirada mas transversal sobre esta, teniendo ganas de aportar en donde mas fuera necesario. Aquí nació mi sueño por irme a África, un país que enseña a dar y ser uno mismo, interactuando sin prejuicios.

Con la primera persona que me comunique para hacer esto posible fue con Samantha (más conocida como mama Sam), quien en primera instancia me recibió con los brazos abiertos, dándome una acogida increíble a distancia y ayudándome a sentir cada vez mas cerca de este gran proyecto debido a la pasión con la que relataba el día a día, dándome a conocer su gran pasión por lo que realizaba.

Todo el trabajo realizado en la ONG tiene directa relación con la educación por lo que junto a Coto comenzamos trabajando en el curriculum y planificaciones que necesitarían los profesores. Para partir trabajando en esto estuvimos en constante contacto con los profesores y niños, para ir entendiendo su dinámica día a día, por ende, involucrándonos en las actividades extracurriculares de la tarde, donde veíamos esa energía, bailes, risas, caras de asombro y fascinación que te hacen sentir vivo todo el tiempo. Y así comenzamos a ir “pole, pole” enseñando y entregando lo que más podíamos.

No puedo dejar de lado a el tremendo grupo de cocineras, jardineros, constructores y profesores que desde el primer día me acogieron, enseñándome swahili y haciéndome sentir cada vez mas parte de esta comunidad que termina siendo una gran familia, preocupándose mucho por cada una de las personas que pasan a su lado.

Si bien nace esa incertidumbre de qué habré dejado o aportado en este corto periodo de tiempo?, me quedo con las sonrisas que me regalan día a día, la curiosidad de sus miradas, las caras de asombro por las pequeñas cosas, la simpleza, humildad, ganas de jugar sin nada material, la acogida, la entrega hacia uno a partir de las diferencias. Si bien siento que he recibido más de lo que he dado, estoy segura de que cada granito de arena que deja cada una de las personas que pasa por Born to Learn está creando un impacto importante que hoy mismo es posible ver a simple vista.

Frente a esto puedo decir que este voluntariado y experiencia me llena el corazón, me enriquece de valores que no se encuentran en cualquier parte, es difícil poner en palabras una experiencia que te agranda el corazón.

Gracias a Born to Learn por dejarme ser parte de esta experiencia y haber tenido la gran oportunidad de conocer personas increíbles como: Jorge, Eli, Guille y todos los voluntarios con los que me toco compartir, junto a ellos aprendí y conocí algo que nos unía a todos, las infinitas ganas de ayudar y querer hacer un cambio, me siento orgullosa de conocer gente con la cual compartamos la misma idea de luchar por una mejor educación y oportunidades.

 Hakuna matata.

Mi nombre es Consuelo Cardemil y les quiero contar sobre mi estadía en este inspirador proyecto llamado Born to Learn.

Soy profesora de educación básica, apasionada por aprender de las diferentes culturas y realidades existentes. Pienso que conocerlas y ser parte de ellas son la mejor escuela para tu vida, por lo mismo mi decisión de aventurarme en este viaje.

Al llegar a Tanzania, sabía muy poco sobre cuál sería mi misión dentro del proyecto. Lo que si sabía es que quería ayudar, quería ponerme 100% al servicio de lo que se necesitara, quería ser un aporte.

Al ser profesoras con Fran, nuestro trabajo fue el desarrollo de los objetivos curriculares y la planificación de las clases del año. También ser un apoyo para los profesores de acá, entregándoles diferentes herramientas que los ayuden a ir mejorando como profesionales y que así ellos puedan entregar lo mejor a sus alumnos.

Empezamos a ser parte de sus clases, a conocer cómo es ser una profesora en Born to Learn, sus estrategias, planificaciones y todo lo que entregan día a día por sus alumnos. Alumnos muy agradecidos, que disfrutan cada momento, bailando, cantando, jugando y riendo hasta no poder más. Al ser unas profesoras más, pudimos conectarnos y encontrar las necesidades que debíamos abordar para poder aportar desde ahí.

Si me preguntan qué fue lo que más me gustó, definitivamente es la cara de felicidad y agradecimiento de cada niño y niña de Born to Learn al aprender algo nuevo, el cómo disfrutan de la vida, la alegría con la que te reciben todos los días. Alegría que se te transmite, te llena el corazón, te deja la cabeza en las nubes pero los pies en la tierra para disfrutar con ellos y pensar hakuna matata.

Cada uno de estos niños merece un campeón, alguien que los acompañe, que nunca se dé por vencido, que luche por y con ellos hasta el final.

Eso es lo que hace la familia de Born to Learn, los acompaña y forma para que potencien lo mejor de ellos en búsqueda de un mejor futuro, un futuro más justo y lleno de oportunidades, los incita a que luchen por cumplir sus sueños enseñándoles la importancia del trabajo, de la constancia y el esfuerzo del día a día.

Esa familia está formada por personas maravillosas, dispuestas a entregar todo por los niños. Mi admiración y cariño eterno a Ely, Jorge y Guille, personas valientes, con un corazón inmenso lleno de bondad y amor para entregar. Y por supuesto a la gran líder Sam, esa campeona que todo niño debería tener en su vida.

Tengo claro que en un mes no cambié sus vidas, y que todo lo que entregué y dejé no se compara con todo lo que aprendí y que me llevo de vuelta a mi país.

Pero si de algo estoy segura, es que hay muchos lugares y personas que necesitan de nuestra ayuda, tantas cosas que necesitan un cambio, y siendo parte de Born to Learn es ser parte de este cambio.

Me voy muy agradecida de  todas las personas que conocí, de todo lo vivido y aprendido este tiempo. Con el corazón repleto de amor y felicidad.

Muchísimas gracias

Rafiki, Coto.