Ha sido una experiencia por una parte maravillosa y por otra un poco agridulce.
Maravillosa por la sencilla razón que he conocido a personas, que te enseñan cuales pueden llegar a ser los valores de la vida.
Pensaba que yo les iba a hacer felices con mi presencia, compañía y trabajo, pero todo lo contrario, han sido ellos, los niños, lo que me han enseñado y transmitido que con muy poco, se puede ser muy feliz.
Es cierto que estos niños no conocen otra cosa, pero ver esas sonrisas, esos gestos, sentir esos abrazos y besos verdaderos, no se puede comparar con nada en este mundo.
Y porqué un poco agridulce, por la sencilla razón que no depende de uno mismo el poder cambiar la vida de toda esta gente, que es una pena que viviendo en el mismo planeta, haya tanta diferencia entre unos y otros y que haya familias que no puedan vivir ni con lo esencial como es el agua o la luz, es una pena.
Pero muy contento de saber que ONG cómo está, existen, que hay gente como Samantha y toda la gente que la rodea, que llevan años luchando para que todos estos niños tengan desde pequeños una educación y unos valores, que ellos solos no serían capaces de conseguir.
Gracias por la oportunidad de conocer en primera persona a toda esta gente maravillosa, trabajadores, profesores y alumnos.
Es increíble que con tan poco tiempo, se les haya cogido tanto cariño.
Espero poder aportar mi granito de arena muchísimas más veces.
Si entre todos pusiéramos ese pequeño granito de arena, conseguiríamos construir grandes y enormes montañas.
ASANTE SANA BORN TO LEARN