Llena de vida y de amor regreso a casa. La luz de los niños y la magia de Tanzania han creado un huequito en mi corazón de por vida. He vuelto a ser una niña otra vez rodeada de pureza y belleza. Me he impregnado de su cultura y me fascina lo sencilla que puede llegar a ser la vida y cómo nos la complicamos con cosas que no merecen la pena. 

Mi experiencia ha sido conmovedora no solo por la realidad paralela a la mia que he podido vivir, sino por la gente que me he rodeado. Todos y cada una de las personas con las que he convivido este mes y medio, desde trabajadores a voluntarios, han enriquecido esta vivencia por mil. 

Me siento tan afortunada de haber vivido esta aventura y ojalá regrese algún día.

Maria 🙂